¿Recuerdan cuando se decía, no hace tanto tiempo, que el euro iba camino de ser la nueva moneda dominante de la economía global?
Esos días se sintieron bastante lejanos este lunes, en el que la divisa europea cayó a US$1,1864 por euro, su punto más bajo en nueve años. Una hilera de noticias buenas sobre la economía estadounidense se encuentra con un desfile de informes negativos sobre la europea.
El resultado: el dólar se consolida, al tiempo que el euro se desploma. Y lo que viene en las próximas semanas puede ser peor para la moneda europea.
Algunos temen que las elecciones griegas del 25 de enero, en las que se pronostica una victoria del partido izquierdista Syriza, aumenten el riesgo de una salida de ese país de la zona euro, lo que podría llevar a un desplome aún más pronunciado del euro.
El impacto afuera
¿Debe prender esta tendencia nuevas alarmas en América Latina?
Es probablemente una mala noticia para los países que, por razones económicas o geopolíticas, buscaban encontrar en el euro un sustituto al dólar estadounidense para constituir sus reservas internacionales o llevar adelante su comercio internacional.
También, los países del hemisferio occidental que buscaban expandir su comercio hacia Europa, encontrarán que un euro débil, si se mantiene así, tornará más baratas las importaciones provenientes del Viejo Continente, y a su vez hará que se encarezcan las exportaciones latinoamericanas hacia Europa.
Por ejemplo, a un consumidor alemán se le hará más caro el café colombiano, por lo que previsiblemente comprará menos.
También se vería reducido el poder de compra de empresas europeas invirtiendo en la región. Y en países como Ecuador, que por tener al dólar como moneda nacional sentirá de manera más directa esta devaluación del euro frente a la divisa estadounidense, las remesas que mandan los emigrantes a sus familias serán menores.
¿Europa aliviada?
En cambio, muchos en Europa verán con cierto alivio, al menos en el corto plazo, la perspectiva de un euro cada vez más débil frente a la moneda estadounidense.
Así lo cree el profesor Iain Begg, experto en integración económica europea en la London School of Economics.
“Desde el punto de vista de la promoción de sus exportaciones, prácticamente todos los países de la eurozona se sentirán contentos por la devaluación del euro. Incluso las naciones industriales más poderosas como Alemania y Francia, dependen cada vez más de ofrecer buenos precios en sus exportaciones, lo que se facilitará con un euro más barato”, dijo el profesor Begg en diálogo con BBC Mundo.
También naciones como España y Grecia esperan que el euro más débil haga más atractivo su país a los visitantes extranjeros y así ayuden a la industria turística, crucial en ambas naciones.
¿Se mantendrá la tendencia a la devaluación del euro? El profesor Begg asegura que siempre es difícil y arriesgado predecir estas variables. “La actual devaluación del euro refleja en parte el riesgo político proveniente de Grecia, así como la perspectiva de cambios en las tasas de interés en Europa y Estados Unidos”, asegura el catedrático a BBC Mundo.
Mientras se cree que el banco central de Estados Unidos, donde la economía está despegando, se dispone a subir las tasas de interés para controlar la posibilidad de inflación, en Europa las autoridades monetarias van en dirección contraria.
Buscan combatir una recesión profunda reduciendo las tasas de interés, con la esperanza de que los créditos baratos revivan la economía. Esta situación parece favorecer más devaluación del euro, pues los grandes inversores estiman que sus dólares les rendirán más interés que sus euros, por lo que preferirán a la moneda estadounidense y harán que caiga más el valor de la europea.
Cuestión política
Pero en última instancia, la suerte del euro no depende sólo de las razones del mercado. Eso asegura Robert Peston, editor de negocios de la BBC.
“La política, y no la economía, es lo que amenaza a la supervivencia a largo plazo del euro”, señala.
Pues a menos que los países de la eurozona encuentren una manera de resolver la compleja situación de millones de sus habitantes afectados por el desempleo y consigan disipar la sensación de desconexión entre los dirigentes y el electorado, persistirán las presiones políticas en Grecia y otros países por salir del euro.
Y con esa inestabilidad política en ciernes, el euro seguirá siendo una opción arriesgada y poco atractiva para muchos inversores.
Lo que hace pensar en un 2015 donde las apuestas están por un euro débil y lejos de esa ambición que alguna vez tuvo de convertirse en la divisa más poderosa del mundo.
Fuente: ECUAVISA