Cuatro cuadras de la calle Rocafuerte, desde la avenida Panamericana hasta la Segunda Este, fueron la vitrina de una variedad de platillos hechos a base de cangrejo. Una treintena de estands se ubicaron del lado derecho de la vía y al frente se dispusieron mesas y sillas para los comensales que llegaron desde temprano a Naranjal.
En ese cantón, ubicado a dos horas de Guayaquil, se desarrolló ayer el festival gastronómico del cangrejo rojo, evento que desde las 11:00 convocó a decenas de personas.
El olor de los cangrejos criollos y la novedosa presentación de algunos platillos invitaba a los asistentes a recorrer cada una de las carpas. En uno de los estands, por ejemplo, las tajadas de cáscara de piña servían de plato para una ensalada de cangrejo combinada con camarón, pescado y otros ingredientes.
Ramón Quiroz y su esposa, Dina Illaisaca, estuvieron en el festival desde las 10:00.
Luego de dar un vistazo a los diferentes platillos ambos optaron por comprar en ocho dólares un maremoto, una especie de sopa de cangrejo acompañada de calamar, pescado blanco, entre otros mariscos.
“Está muy bonito esto. Los platos se ven muy ricos, todo se ve bien”, comentó el hombre mientras degustaba su platillo sentado en la vereda.
Pasadas las 11:00, la feria se llenó de comensales a tal punto que las 1.200 sillas que se dispusieron en torno a los estands de comida no abastecieron.
Así lo reconoció Marlon González, jefe de Turismo del Cabildo, puesto que hubo gente que para comer se ideó maneras de acomodarse. Mientras, quienes recorrían las carpas lo hacían con algo de dificultad por la saturación del espacio.
Entre los platos más apetecidos por los asistentes estuvieron la ensalada y cangrejos al ajillo ($ 5), los carapachos rellenos ($ 1,50) y el viche del crustáceo ($ 5). Bocados como la empanada del cangrejo ($ 1) también tuvieron demanda.
De acuerdo con las proyecciones del Cabildo, la feria del cangrejo comercializó 30 mil platillos.
Fuente: El Universo