Sammy Marrero: “conmigo no hay problema, yo sigo cantando”

“Raphy Leavitt fue a conocerme a mí, no yo a conocerlo a él”.

Sammy Marrero cantaba en un hotel cuando el líder de la orquesta La Selecta (1948-2015) andaba en búsqueda de un cantante. Fue el percusionista Richard López quien lo recomendó.

“Le dijo, ‘yo conozco a un jibarito de Coamo, que es chiquito, pero tiene una voz…’ ”, rememoró.

Leavitt fue hasta el hogar del intérprete en Bayamón a conocer a quien se convirtió en la voz principal de sus éxitos salseros Payaso y La cuna blanca, por mencionar dos de esos clásicos.

Fueron 43 años compartiendo de tú a tú en las tarimas de la Isla y del resto de Latinoamérica. “Cuando yo empecé a cantar, en el ambiente musical eran pocos los improvisadores. Yo no era una cosa del otro mundo, ni lo he sido nunca. Yo canto con el alma”.

Marrero canta desde los cinco años, influenciado por su madre. “(Mi mamá) tocaba el güiro y cantaba, y yo me paraba al lado a cantar con ella y hasta el sol de hoy”.

Siendo “un nene” cantó con Chuíto el de Bayamón por cinco pesos. “Para que mis hijos comieran, arreglé verjas, puse bloques, lo que fuera. El hombre no le puede temer a nada. ¡Ah! Y también fui jockey”.

Previo a unirse a La Selecta, integró un grupo del hermano de Bobby Valentín, Osvaldo Valentín, “y cuando descubrí lo que él cobraba, hasta ahí”.

Marrero se reserva comentar sobre la relación que mantuvo con el pianista, cuya salud se quebrantó a causa de una bacteria en una prótesis de cadera. “Le tengo mucho respeto a su memoria, y estamos ahí, y hasta el día de hoy siempre he conservado que Raphy fue el líder”,

El salsero se presentará en la Sala Sinfónica Pablo Casals del Centro de Bellas Artes en Santurce con el concierto El final y un comienzo.

Será una cita en la que lo acompañarán Domingo Quiñones, Manny Manuel, Juan Manuel Lebrón, Oscarito, Eduardo Villanueva y Prodigio Claudio.

No lo acallarán

El concierto será básicamente en la antesala al 31 de diciembre, cuando vence la licencia de la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores (Ascap) que le permite al cantante interpretar las canciones que han sido populares en su propia voz. Esto luego de que los herederos de Leavitt retiraran el repertorio de Ascap y demandaran a Marrero en reclamo de derechos de ejecución. La familia exige que le pagara $5,000 por canción, o 35% de cada show. Si la contratación es fuera de Puerto Rico, debería pagar $10,000.

Es una controversia que indudablemente le afecta, pero jamás lo acallará. “Es una parte de abogados que ahí yo no intervengo. Lo mío es cantar y yo canto como un pajarito. Yo canto porque Dios lo permite. Yo no entro en líos legales de ninguna clase”.

Económicamente, sin embargo, aseguró que no le ha faltado nada.

“Todo hombre, por más difícil que sea el destino, hay un Padre Celestial que es el que rige todo. Por más dificultades que tengas, clama a Dios, pídele con entereza, y será recompensado”.

Marrero intentó llegar a un acuerdo con la familia de Leavitt, gestión que no prosperó.

“Pero conmigo no hay problema, yo sigo cantando”.

Fuente: Primera Hora