Cómo es posible que los luchadores de sumo ingieran 7.000 calorías diarias y se mantengan sanos

Los luchadores de sumo son capaces de consumir hasta 7.000 calorías diarias, incluida una gran cantidad de alimentos fritos. Sin embargo, no sufren de afecciones asociadas con la obesidad, sus niveles de glucosa y triglicéridos son normales, y sus niveles de colesterol son bajos. ¿Cómo demonios lo consiguen?

Si bien su dieta es baja en alimentos procesados ​​y azúcar, nadie podría argumentar que estos hombres capaces de acercarse a los 200 kilos tienen una dieta saludable. Por esta razón, la pregunta desconcertó a los médicos durante años, hasta que un estudio con tomografía computarizada analizó los depósitos de grasa en los luchadores.

Veamos. Normalmente, una persona obesa almacena una porción de su grasa extra en lo profundo del abdomen, donde se envuelve alrededor del páncreas, hígado y otros órganos vitales (lo que llamamos grasa visceral). Esto puede causar inflamación (de ahí la obesidad), y puede llevar a problemas de salud como presión arterial alta, diabetes tipo 2 o ataques al corazón.

Sin embargo, esto no ocurre con los luchadores de sumo. El estudio que comentábamos antes reveló que la mayor parte de su grasa abdominal se almacena inmediatamente debajo de la piel y no detrás de la pared del estómago dentro del intestino o el área visceral. De hecho, los luchadores tienen aproximadamente la mitad de la grasa visceral de las personas normales con obesidad.

Esta distribución de la grasa es crucial para entender por qué están tan “sanos”. Pensemos que las rutinas de entrenamiento de los luchadores son bastante intensas, y pensemos también que solo están protegidos contra los riesgos para la salud mientras continúen ese entrenamiento intenso.

De hecho, cuando los luchadores se retiran casi de inmediato desarrollan más grasa visceral y comienzan los problemas clásicos de la obesidad, como niveles altos de insulina, resistencia a la insulina y diabetes.

Pero mientras están en activo tienen niveles normales de triglicéridos, un tipo de grasa en la sangre, e inesperados bajos niveles de colesterol, y ambos disminuyen su riesgo de enfermedades. Siendo así, la pregunta parece clara: ¿cómo puede la actividad física intensa evitar que los luchadores de sumo adquieran enfermedades relacionadas con la obesidad?

Hoy se sabe que el ejercicio aumenta los niveles de adiponectina. Se trata de una hormona que sensibiliza la respuesta del cuerpo a la insulina y guía las moléculas de glucosa y grasa fuera de nuestro torrente sanguíneo hacia la grasa corporal, al lugar donde pertenecen. Esto es importante porque un exceso de glucosa y grasas circulantes en la sangre son precursores de la diabetes y la enfermedad metabólica.

Además, también elimina de la circulación los lípidos tóxicos conocidos como ceramidas, los cuales contribuyen a la resistencia a la insulina, la inflamación y la muerte celular. El ejercicio físico intenso en el sumo, que normalmente significan más de 5 horas diarias (junto a la liberación de adiponectina), permite que la grasa se almacene en la periferia en lugar de en el área visceral.

Por el contrario, cuando el luchador reduce este régimen de ejercicio, la grasa visceral no saludable se acumula rápidamente. Por esta razón, cuando se retiran mueren con una media hasta 10 años más joven que el ciudadano japonés promedio.

Fuente: Gizmodo