❤ La importancia de los ritmos circadianos en el bienestar ❤

Ganar en salud física y mental no consiste tan solo en procurarnos nutrientes y ejercicios con los que mantenernos en un estado óptimo; también hay qué saber cuándo hacerlo, respetando nuestro reloj biológico. Es por eso que en este artículo daremos un repaso a los motivos por los que es importante tener en cuenta los ritmos circadianos a la hora de potenciar nuestro bienestar.

¿Qué son los ritmos circadianos?

Los ritmos circadianos son los procesos biológicos que regulan los ciclos de sueño-vigilia que dictan el nivel de actividad del organismo, y específicamente en el caso del ser humano, del sistema nervioso. Estos ciclos tienen un desarrollo de aproximadamente 24 horas, siguiendo los tiempos de exposición a la luz solar. Su importancia es tal que está presente no solo en animales, sino incluso en formas de vida que no tienen nada parecido a un cerebro, como los hongos y las plantas.

¿Cuál es exactamente la razón de ser de los ritmos circadianos? La respuesta está en los aspectos fundamentales de los seres vivos; en todos ellos, la luz del Sol es fundamental, como el agua. Esto hace que un mismo ecosistema dé lugar a nichos ecológicos diferentes dependiendo de la posición del astro rey, y es por eso que los organismos han ido evolucionando para adaptar su comportamiento al momento del día.

En el ser humano, los ritmos circadianos son los propios de un animal claramente diurno; ni nocturno ni crepuscular. Nuestro linaje está compuesto por primates que ha evolucionado para ver muy bien tanto a corta como a larga distancia, y para percibir un rango abanico de colores, algo inusual entre los mamíferos. De noche, estas cualidades quedan muy limitadas y no es posible apreciar los colores, de modo que somos más vulnerables en la oscuridad y se nos da peor hacer prácticamente todo; es por eso que lo mejor y más óptimo, al menos desde el punto de vista de la selección natural, es que dediquemos esas horas de falta de luz a dormir y descansar bien resguardados. Y tiene sentido que nuestro cuerpo tenga marcadas biológicamente las predisposiciones a seguir ese tipo de rutinas, haciendo que estemos más activos cuando el Sol está alto y que nos sintamos más soñolientos y desmotivados cuando hay menos luz.

Fuente: Psicología y Mente