Comúnmente existe la percepción de que los bebedores de cerveza son, en promedio, más obesos que cualquiera de los no bebedores. Incluso se hace referencia a términos como “estómago cervecero”, que refuerzan la creencia de que el consumo de esta bebida es un determinante importante en la circunferencia de la cintura.
Sin embargo, estudios realizados sobre la asociación entre el consumo de cerveza y la obesidad abdominal prueban que “el estómago cervecero” es sólo un mito. Una investigación realizada por investigadores del University College of London y el Institut Klinicke a Experimentalni Mediciny en Praga en el 2003, demostró que no existe conexión entre la cantidad de cerveza que las personas toman y el tamaño de su abdomen.
“La asociación entre cerveza y la obesidad, si es que existe, es sumamente débil”, dijeron los investigadores. Además, los estudios encontraron que las personas que beben cerveza de forma regular y moderada no sólo no tienen “estómago cervecero”; sino que tienden a pesar menos que las personas que no toman.
Por su lado, el European Journal of Clinical Nutrition examinó la relación entre el consumo de cerveza y el incremento en las medidas y concluyó que “la asociación entre el consumo de cerveza y el aumento del índice de masa corporal y el índice cintura/cadera, es poco probable”.
La cerveza es una bebida que debe ligarse a un estilo de vida saludable. De acuerdo al Journal of the American Dietetic Association, el consumo moderado de cerveza incrementa los niveles de HDL o colesterol bueno, evitando las enfermedades cardiacas; además, acelera el metabolismo, evitando que el cuerpo absorba grasa, y ayudando a bajar de peso.
Se puede concluir que la panza cervecera es un mito. Al beber cerveza con moderación y como parte de una dieta saludable y balanceada, podrías perder grasa, bajar de peso, mejorar el metabolismo y reducir el riesgo de infartos y enfermedades cardiovasculares.
Fuente: TERRA