🎤 Juan Luis Guerra seduce de nuevo con su combinación de merengues y bachatas 🎤

Hace un año que la gira “Entre mar y palmeras” de Juan Luis Guerra y 4:40 tuvo su primera parada en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot y en la noche del domingo tuvo una segunda vuelta, pero como si no se le hubiera visto en largo tiempo, el público lo celebró cantando y bailando de principio a fin.

Desde la arena hasta el llamado palomar (nivel superior), la audiencia no dejó de agitar los cuerpos con el exquisito ritmo de una selección de los éxitos en merengue y bachata que han convertido al cantautor dominicano en una de las principales voces de la música caribeña. Fueron dos horas de entrega total a un repertorio que ha trascendido el tiempo, provocando el mismo entusiasmo y respeto desde el año 1989, cuando el álbum “Ojalá que llueva café” cautivó con su seductora combinación de contenido romántico y social.

A las 9:03 de la noche el coliseo se convirtió en un cielo de vibrantes estrellas, creado por las pulseras con luces que se le entregaron cada uno de los miles de asistentes, haciendo del acto de apertura uno aún más espectacular. Con el clásico merenguero “Rosalía”, un elegante Juan Luis Guerra comenzó el sabroso recorrido por las distintas etapas en su trayectoria de más de 30 años, sostenido por su voz nítida, como si le escuchara en alguna de más de 10 producciones discográficas.

“La travesía”, “La llave de mi corazón”, “Vale la pena” y “Como yo” fueron suficiente dosis de energía inicial para que el público se mantuviera de pie, moviéndose como mejor se le manifestara el ritmo en sus cuerpos.

Invitados de lujo

El galardonado artista fue breve en sus interacciones con sus seguidores, no obstante, procuró mantener el fervor invitándoles a agitar las palmas o seguirlo en los coros. No se le escaparon detalles, como saludar al intérprete y productor urbano Wisin y al cantante Gilberto Santa Rosa, quienes igualmente se disfrutaron el concierto desde las primeras filas de la arena.

Al “Caballero de la Salsa” le manifestó que el medley de salsas que hizo poco antes del saludo también iba en homenaje a él y a las demás figuras de la salsa de Puerto Rico, “porque de ellos hemos aprendido”. Seguido, le dedicó también el perico ripiao “El farolito”.

Fuente: El Nuevo Día