En mayo de 2021, el artista italiano Salvatore Garau vendió su obra “Io Sono” (“Yo soy”) por más de 18.000 dólares en una subasta en Italia.
La particularidad de esta escultura es que es completamente invisible; no posee forma física alguna.
Su existencia se respalda únicamente con un certificado de autenticidad y directrices específicas para su exhibición en un espacio de 150×150 cm libre de obstáculos.
Garau argumenta que el vacío no es una nada absoluta, sino un espacio lleno de energía y potencial, citando el principio de incertidumbre de Heisenberg.
Esta obra ha reavivado el debate sobre los límites del arte y la importancia de la imaginación en la creación artística.