En un episodio digno de una película de comedia, un intrépido individuo de unos 30 años se convierte en la primera persona registrada en abrirse la tráquea al contener un estornudo.
Mientras lidiaba con su fiebre del heno al volante, optó por la estrategia de pellizcar la nariz y cerrar la boca para sofocar los estornudos, desencadenando un doloroso viaje al hospital.
Aunque pasó un tiempo hospitalizado, se recuperó rápidamente.
¡Recordatorio amigable del cuerpo humano: dejar que los estornudos vuelen libres es siempre la mejor opción!
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