Molly Everette Gibson nació el pasado 26 de octubre, pero el día que tenga un año su cumpleaños habrá sido un evento que ha durado literalmente décadas. De hecho, de alguna forma, el bebé nació casi tan “mayor” como su propia madre.
Con matices, por supuesto, porque en realidad, la historia de Molly Everette Gibson es la historia del embrión congelado más longevo que jamás haya nacido. Nada menos que 28 años desde que se congeló en octubre de 1992.
Al parecer, la madre de Molly, Tina, ahora tiene 29 años, y ella misma nació unos 18 meses antes de que Molly fuera congelada en su forma embrionaria. Por tanto, se podría decir que ambas han estado en este planeta durante aproximadamente la misma cantidad de tiempo, aunque separadas por una generación.
Si has tenido que leer dos veces lo que va de historia, aún hay más. Cuando nació Molly, rompió el récord de otro niña que anteriormente era el embrión congelado más longevo en nacer. Esa niña, Emma Wren Gibson, estuvo congelada como embrión durante 24 años antes de nacer en 2017.
Ocurre que Emma también es la hermana mayor de Molly, lo que significa que las dos hijas de esta familia fueron los dos embriones congelados más longevos que hayan nacido.
Fuente: Gizmodo