Arturo Vidal lleva tiempo en la agenda del Real Madrid. Un jugador que la pasada temporada estuvo más cerca que nunca de ser jugador blanco. A nivel deportivo nunca ha habido dudas en la Casa Blanca de su valía.
Es un jugador que encajaba perfectamente en el perfil de centrocampista con jerarquía que se buscaba. Sin embargo, el chileno nunca ha conseguido superar la barrera del otro informe. Su vida fuera del terreno de juego pesa como una losa en su contra.
Demasiadas turbulencias en su vida privada como para afrontar una operación de semejante calibre. El Madrid siempre ha buscado un equilibrio y la balanza con Arturo Vidal se desequilibraba de manera alarmante. Las virtudes futbolísticas del medio de la Juve no lograban eclipsar la alarma que generaba su vida alocada, desordenada y poco saludable para un deportista de élite.
El episodio que protagonizó el miércoles pasado al chocar su auto en plena competencia no ha hecho más que reforzar la decisión que tomó el club blanco en su momento de descartar su contratación por una conducta que se consideraba poco apropiada y de riesgo a la hora de dañar la imagen del club y alterar el día a día.
Si en las oficinas del Bernabéu había alguna tentación de volver a repasar su informe y restarle trascendencia a su comportamiento lejos del terreno de juego, que la había, ha sido eliminada de un plumazo tras su enésimo incidente. Chile le ha perdonado, pero el Madrid le pondrá la cruz definitivamente.
Fuente: MARCA