Como es tradicional al término de cada año, reconocidas revistas de divulgación científica como Science realizan un balance de los acontecimientos más relevantes en este ámbito científico.
Para la revista Science, editada por la Asociación Estadounidense para el Avance de las Ciencias (AAAS, por su sigla en inglés), la lista de los 10 principales hallazgos científicos de este año incluye avances en medicina, robótica, biología sintética y paleontología.
Después de un largo viaje de 10 años, la misión Rosetta llegó en agosto al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko con el objetivo de estudiar por primera vez la superficie de un cometa que, considerados como cápsulas del tiempo de los orígenes del sistema solar, puede arrojar luz sobre los misterios de la formación del Universo.
El pasado noviembre, después de varios meses de misión, desplegó su módulo Philae que, tras un accidentado aterrizaje, logró posarse en el cometa y comenzó a transmitir información científica sobre las condiciones de su superficie y su composición.
En 2014, diferentes grupos de biólogos evolucionistas compilaron y analizaron los datos de fósiles de dinosaurios, especies ancestrales de aves así como de aves extintas -encontrados a lo largo de una década- a partir de los cuales pudieron plantear el modo y el ritmo de la espectacular transición evolutiva de los dinosaurios hacia las aves.
El proyecto descubrió como ciertos linajes de dinosaurios desarrollaron cuerpos pequeños y ligeros que evolucionaron hacia varios tipos de aves y sobrevivir así a la gran extinción del Cretácico-Paleógeno hace casi 66 millones de años. Se decodificaron los genomas de 45 especies de aves y la lista cubrió casi todos los grupos vivos de pájaros.
Este año, los científicos lograron un gran avance en el entendimiento de la base física con la que opera la memoria. Con la implementación de la optogenética -una técnica que manipula la actividad neuronal con rayos de luz- se demostró que es posible manipular recuerdos específicos en ratones.
Un equipo de científicos del Centro de Neurociencias de la Universidad de California en Davis (EEUU) implantó fibras ópticas en el cerebro de ratones genéticamente modificados para poder enviarle impulsos de luz. Según los científicos, esta investigación podría ayudarnos a entender en el futuro cómo los seres humanos recordamos a veces cosas que no han ocurrido.
Un experimento demostró que el factor GDF11 de la sangre de ratón joven puede rejuvenecer los músculos y el cerebro de ratones más viejos, y que ha llevado a un ensayo clínico en el que pacientes de Alzheimer están recibiendo plasma de donantes jóvenes.
Tres nuevos estudios publicados demostraron que inyectar en ratones de edad avanzada sangre de ratones jóvenes puede hacerles recuperar algunas capacidades físicas y mentales perdidas con la edad, como la fuerza muscular, resistencia, memoria y sentido del olfato.
Otro de los estudios destacados es una investigación de la Universidad de Harvard que se inspiró en el comportamiento de las termitas para crear un grupo de robots que se coordinan entre sí y son capaces de crear estructuras sin supervisión humana.
Los robots están mejorando todo el tiempo en el trabajo con los seres humanos, pero este año varios equipos demostraron que estas máquinas también pueden trabajar juntos, sin supervisión humana. Después de años de trabajo, los investigadores desarrollaron un nuevo software, así como robots interactivos capaces de cooperar en tareas rudimentarias.
Ingenieros computacionales de IBM y otras compañías plantearon la posibilidad de crear por primera vez a gran escala chips “neuromórficos”, creados para procesar información en formas más afines al cerebro humano.
La red del cerebro está conformada por 100 mil millones de células unidas por 100 billones de sinapsis, lo cual empequeñece cualquier cosa que estos chips puedan reunir, sin embargo, el nuevo chip de IBM incluye 5.4 mil millones de transistores y 256 millones de “sinapsis” y la compañía está trabajando para construir redes más complejas.
Desde el descubrimiento de las células embrionarias humanas, los investigadores han intentado utilizarlas en contra de enfermedades, entre ellas la diabetes.
Este año, los investigadores se acercaron a ese objetivo cuando dos grupos publicaron los métodos para convertir células madre humanas en células beta del páncreas – las mismas células que son destruidas por el propio sistema inmune en pacientes con diabetes tipo 1- totalmente funcionales capaces de producir insulina.
En el área de tecnología, destacaron los pequeños satélites conocidos como “Cubesats”, que empezaron siendo herramientas para la enseñanza universitaria, una manera para que los estudiantes universitarios colocaran un sencillo Sputnik en el espacio. Pero ahora, los avances tecnológicos en electrónica de consumo como los smartphones, que encajan cada vez más potencia en un paquete más pequeño, han hecho que estas pequeñas cajas de diez centímetros se consoliden cada vez más en la investigación espacial y se utilicen en planes de negocios más ambiciosos, tanto por su bajo costo como por las mejoras en su diseño.
En genética, sobresalieron unas bacterias sintéticas de E.coli que podrían ser utilizadas para crear proteínas de diseñador con aminoácidos “no naturales”.
Toda la vida en la Tierra, tal y como la conocemos, codifica la información genética utilizando cuatro moléculas, conocidas como el alfabeto de la vida: adenina, timina, guanina y citosina. Pero recientemente, los científicos crearon el primer organismo vivo semisintético, una bacteria de Escherichia coli, que incluye un par adicional de ‘letras’ de ADN ampliando el código genético de la vida y abriendo la puerta a la creación de nuevos tipos de microbios.
El hallazgo paleontológico del año fue el cálculo correcto de la antigüedad unas pinturas de animales en una cueva de la isla de Sulawesi, en Indonesia, que se creía que fueron realizadas hace 10,000 años, pero en realidad tenían entre 35,000 y 40,000 años. El hallazgo sugiere que los habitantes en Asia produjeron arte simbólico a la par que los europeos o que los humanos modernos ya eran artistas sofisticados cuando se extendieron fuera de África, migración que comenzó hace unos 60 mil años.
Fuente: TERRA