En un giro inesperado, los rastreadores Bluetooth, diseñados para encontrar llaves y objetos personales, se convierten en aliados del crimen.
Europol alerta sobre la creciente tendencia de delincuentes que emplean estos dispositivos para rastrear mercancías ilícitas, centrándose especialmente en el tráfico de drogas.
Desde la llegada a puertos hasta su transporte por carretera, los narcotraficantes utilizan estos rastreadores para seguir el viaje de cargamentos ilícitos.
Además, se detecta su uso para ubicar vehículos objeto de crímenes contra la propiedad y embarcaciones vinculadas al tráfico ilegal de migrantes.
Una nueva cara del crimen organizado que se vale de la tecnología cotidiana.