El próximo álbum en solitario del pianista y compositor de jazz cubano Chucho Valdés saldrá al mercado en octubre y lo hará procurando la bendición de su padre, Bebo Valdés (1918-2013), otro emblemático músico de la “Mayor de las Antillas”.
“Jazz Batá II” estará dedicado al centenario del nacimiento de Bebo, quien según su hijo fue el primero en insertar los tambores afrocubanos batá –de origen religioso– en una orquesta Big Band, creando así el ritmo batanga.
Chucho Valdés adelantó en conferencia de prensa que una de las canciones del CD “la tocaba Bebo cuando era niño, y muchos años después la interpreté para él y no la recordaba, la llamé 100 años de Bebo”.
Su padre era una de las últimas leyendas de la época de oro de la música cubana y abandonó Cuba en 1960 por discrepancias con el nuevo gobierno liderado por Fidel Castro. La carrera de Bebo Valdés fue entonces un peregrinar por varios países y orquestas, entre ellas las del chileno Lucho Gatica, la Lecuona Cuban Boys y la Hatuey. Su CD junto al cantaor Diego El Cigala, “Lágrimas negras” (2003), mereció un Grammy, tres Premios de la Música (España) y fue Disco de Platino en Venezuela, Argentina, Mexico y España.
Por su parte Chucho Valdés, fundador de la precursora banda Irakere, es un referente de la pianística actual en el mundo. Durante la conferencia de prensa también anunció un nuevo proyecto: “Chucho en buena compañía”, serie de conciertos que comenzará en 2019.
El ganador de seis Grammy y tres Latin Grammy convocará a la “Mayor de las Antillas” a luminarias del jazz como los estadounidenses Wynton Marsalis, Herbie Hancock y Chick Corea.
El multipremiado jazzista no se detiene y presentará este 11 de agosto, durante un concierto único en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el álbum de boleros y baladas «Once. Concierto para dos», donde acompaña a la cantante argentina Patricia Sosa, quien actuará por primera vez ante el público cubano.
El fonograma recoge temas de la autoría de destacados compositores como Pablo Milanés, José
Feliciano, así como de los propios Sosa y Valdés.
Fuente: El Nuevo Día