Así se prepara Alemania para recibir las Olimpiadas de la Cocina

Parque temático de Babelsberg en Potsdam, Alemania. Las 15 personas que conforman el equipo alemán de cocineros se reúnen un caluroso martes de verano para ensayar un menú de tres platos.

Por la tarde entrenan los aprendices: su edad máxima son 25 años. Todo debe estar perfecto hasta febrero de 2020, cuando se celebre la Olimpíada de la Cocina en Stuttgart. Allí competirá el equipo alemán contra dos mil cocineros de todo el mundo y sus equipos.

El reto: preparar una comida de prueba para 55 invitados y servirla de manera adecuada.

En la competición del próximo año será incluso más duro: los cocineros tendrán que cocinar y servir platos para 110 invitados en solo seis horas. Bastante estresante.

Como en el fútbol: fichajes de “jugadores”

“Nuestra selección es un poco como un equipo deportivo”, explica Aina Keller, portavoz del conjunto.

Normalmente, los cocineros trabajan en restaurantes de toda Alemania, que se enrolan voluntariamente para participar en la Olimpíada. Para competir, deben viajar por todo el mundo.

Sucede como en el fútbol: algunos jóvenes cocineros proceden del extranjero. El pasado mes de noviembre de 2018, cuando el equipo participó en la Olimpíada de Luxemburgo, fichó un nuevo miembro.

Necesitaban un buen pastelero italiano y lo convencieron para cambiar del equipo italiano al alemán. “Siempre se encuentra a alguien. Si encaja con el equipo, lo tomamos sin importar su origen”, dice Keller.

El capitán del equipo, Jacob Tracy, es de Michigan, (Estados Unidos) y vive en Brandeburgo desde hace 15 años. Tracy destaca que la cocina alemana es mejor que su fama.

“Una cocina más fina de lo que se piensa”

“La cocina alemana suele combinar aromas agridulces. Esta cualidad suele asociarse más con la comida asiática que con la del norte de Europa”, dice.

Como ejemplo, menciona las “Königsberger Klopse” o albóndigas de carne, una especialidad prusiana que se cocina con una salsa clara de alcaparras. “La suelo cocinar cuando viajo a Estados Unidos a visitar a mis padres. Los americanos se sorprenden ante platos como este, porque nunca antes los han probado”.

Cuando se piensa en la cocina alemana, a muchas personas les vienen a la cabeza inmediatamente las salchichas y el chucrut. “Pero es una cocina mucho más fina, sobre todo en Brandeburgo y en la región de Berlín”, asegura.

“A los alemanes cada vez les gusta más cocinar a alto nivel en sus casas”, dice Keller, para quien la selección de ingredientes de calidad es una de las partes más importantes del trabajo.

La práctica hace al maestro

Tras meses de deliberaciones, se deciden por un menú con muchos productos regionales, pero no se pueden revelar los detalles, porque la competencia podría leerlos en este artículo.

El equipo debe saber cocinar no solo platos locales, sino también estacionales, por ejemplo, las variedades de verduras de invierno alemanas.

Por lo demás, no tienen ni una chance de traerse la medalla de oro a casa. Y por eso, el lema es: la práctica hace al maestro. “Lo básico es ensayar”, dice Tracy. En los próximos meses, el equipo seguirá entrenando regularmente.

Cuanto más cerca está la cita, más a menudo se reúne para practicar en su tiempo libre por toda Alemania. “Todos nosotros estamos aquí porque somos cien por cien cocineros de corazón”.

Fuente: Deutsche Welle