En 2014, el equipo de Operaciones Técnicas de Delta decidió construir su propia barbacoa. Tras unas cuantas charlas de sobremesa, acabaron diseñaron una parrilla a gran escala basada en el fuselaje de un avión.
Todas sus piezas son nuevas. Mide doce metros de largo y cinco de altura en la punta de la cola. Tiene una envergadura de más de seis metros cuando lleva puestas las alas. Viene con un sistema incorporado de supresión de incendios con sensores y extintores colocados estratégicamente en el compartimento del techo. Tiene un detector de fugas de gas conectado a una sirena. Viene con su propio manual de instrucciones para “garantizar un funcionamiento seguro y eficiente”. Tiene su propia matrícula: NBBQDL (“N” porque es como empiezan las matrículas estadounidenses, “BBQ” de barbacoa y “DL” por Delta). Y lo más importante de todo: puede producir en torno a 500 hamburguesas por hora en seis parrillas independientes.
Alrededor de 30 técnicos e ingenieros la inauguraron en mayo de 2015 con el beneplácito de Gil West, el director de operaciones de Delta. Pero después la diversión se terminó, así que acabaron diseñando una segunda barbacoa. Un poco más pequeña. Mucho más espectacular. Y esta vez, motorizada.
Usaron piezas de desguace, empezando por un motor de reacción Pratt & Whitney PW2000 de un Boeing 757 como base para dos parrillas (una a cada lado). Las puertas son automáticas y están decoradas con LEDS azules en el compartimento principal y rojos en el sistema de escape, para producir el efecto de que el motor está encendido. Cuenta con extractor, extintor y, según un técnico de Delta, está valorada en 300.000 dólares.
Mientras que la barbacoa de celebraciones NBBQDL viaja por el país para ocasiones especiales como los grandes partidos de fútbol, la doble parrilla del motor Pratt & Whitney está estacionada en la sede de Delta en Atlanta. Si quieres cocinar en alguna de ellas, tendrás que enviar tu curriculum.
Fuente: Gizmodo