3.121 adultos dijeron orgullosos que ya podían leer y escribir

Deysi Álava, Carmen Rosado y María Cuéllar, todas adultas y madres, mostraban orgullosas sus certificados de haber aprobado la malla curricular correspondiente a educación básica media de posalfabetización. En la niñez y adolescencia, y por distintos motivos, ellas debieron dejar inconcluso, o ni siquiera iniciado, su proceso regular de aprendizaje.

Las mujeres integraban un grupo de 3.121 adultos cuya instrucción fue avalada por el Ministerio de Educación, a través del programa Siempre es momento para aprender. De ellos, 730 adultos formaban parte del proyecto de alfabetización y 2.391, de posalfabetización con educación básica media.

En ceremonia, realizada la tarde del miércoles 10, en el auditorio del colegio Vicente Rocafuerte, unos 200 beneficiados recibieron certificaciones.

Carmen Rosado, de 60 años, quien ingresó al curso de alfabetismo, dijo que ya podría leer y escribir. “De niña en el campo me dedicaba al cuidado de la crianza de pollos y sembrar plantas, no había escuelas cerca”, comentó la mujer que hace 31 años dejó la zona rural de Chone (Manabí) para llegar a Guayaquil.

“Somos mayores, pero tenemos el derecho de seguir estudiando. Estoy muy orgullosa de este logro”, añadió Rosado, quien tiene 3 hijos y vive en la cooperativa Paraíso de la Flor.

María Cuéllar (30) dejó los estudios a los 14 años por su embarazo, del cual nació Carla. Ahora, con ayuda de su primogénita y de Tatiana y Samantha, sus otras hijas, culminó la educación media básica en el colegio réplica Simón Bolívar. “Mis hijas me ayudaron en lo que no entendía como Matemáticas, la factorización, divisiones, sumas…”, contó Cuéllar.

Deysi Álava (51) dijo que por la falta de recursos se le imposibilitó estudiar, además porque debió dedicar tiempo a su hijo José, hoy de 21 años y con capacidades especiales. Ella pudo percatarse de que en su certificado decía Betsy, y no Deisy.

Éricka Espinales (30) contó que a los 16 años dejó sus estudios por quedar embarazada. “La oferta de educación nos devolvió la fe cuando sentíamos que ya no había oportunidad para estudiar”, comentó Éricka en su discurso. Ella dijo que desea seguir Enfermería.

Un padre de 52 años comentó que por más de 20 años ha sido guardia de seguridad. Mostró orgullo de haber sido alfabetizado en el colegio Agustín Castro, en Flor de Bastión. “Hoy en todos los trabajos piden bachillerato, hay que seguir estudiando”, dijo el hombre que con apoyo de su esposa y dos hijas sueña con ser Ingeniero Civil.

Evelyn Soria, subsecretaria de Educación, entregó los certificados y motivó a los adultos a seguir estudiando. El ministro Freddy Peñafiel participó ayer en un acto similar.

Fuente: El Universo