Lawrence Ira Kahn, es un pianista virtuoso, un adelantado a la tradición del son. Nació en Brooklyn el 20 de marzo de 1939 y todo mundo —sus colegas, amigos y fans— lo conocen como El Judío Maravilloso, aunque él asegura llamarse Larry Harlow, lo que seguramente produjo un contrapunto con sus padres (ella, cantante de ópera; él, músico en los clubes nocturnos de Nueva York de la primera mitad del siglo XX) que eligieron para él otro nombre: Lawrence Ira Kahn. Como sea, ese adjetivo —maravilloso— define con toda justicia su estilo de sacarle lustre a las blancas y las negras. Con 60 años como uno de los mejores pianistas del ámbito afroantillano —debutó en 1960—, Harlow llegará a los 79 años este martes.
Y lo hará en activo.
Hace justo una década, este reportero tuvo la oportunidad de entrevistar al llamado Judío Maravilloso, y aunque todas las preguntas fueron satisfechas, no todas aparecieron en la entrevista publicada precisamente en Excélsior. En el marco del onomástico del músico neoyorquino, presento aquí algunos conceptos que en la entrevista citada quedaron fuera por cuestiones de espacio o que sí aparecieron, pero vale la pena rescatar. La apuesta es que siempre será relevante saber lo que piensa acerca de su propio oficio este virtuoso pianista, arreglista, compositor y líder de orquesta —primer artista firmado por el célebre sello Fania, al que le produjo más de un centenar de discos—, que se ha movido con audacia y alegría en los terrenos del son montuno, el latin jazz, el mambo, la guaracha, el chachachá y la salsa —es decir, la rumba toda—, y que es autor de éxitos populares como La cartera o Abran paso.
PA’LANTE Y PA’TRÁS
Es un mito más o menos extendido que el primer gran amor de Harlow dentro de la música latina fue el chachachá, ese portentoso invento cubano de los años 50, pero el pianista asegura que en su corazón caben más latitudes rítmicas, por eso prefiere explicar su aprendizaje integral en la isla. “La música cubana nació en África, pero el ritmo de Cuba se llama son, que es la raíz de la música popular que hoy se llama salsa. Yo estuve en Cuba antes de Fidel Castro, estudiando, y tuve la oportunidad de practicar ahí con los grandes de la música: Machito, Tito Rodríguez, Benny Moré, Arsenio Rodríguez. Ahí aprendí mucho y pasé esos secretos para los músicos jóvenes”.
—Dentro de la tradición del son, ¿usted se considera un adelantado a su época?
—Bueno, no sé. El secreto de la música afrocubana se llama pa’lante y pa’trás, porque tú tienes ritmo, pero el secreto es “un poquito pa’lante y un poquito pa’trás”. Ése es el swing de la música cubana, y no hay mucha gente que sepa ese secreto.
—En ese sentido, ¿qué piensa de otros pianistas consagrados como los hermanos
Palmieri, Papo Lucca, Sonny Bravo, Richie Ray, por mencionar a algunos virtuosos?
—Yo tengo mi estilo diferente de todos
ellos. Todos son pianistas muy buenos, especialmente Charlie, Eddie, Pappo, Sonny, son todos mis amigos, y yo soy Larry Harlow, tengo mi estilo propio, distinto y diferente…
LA SALSA ACTUAL
Para el pianista, el estatus de la salsa actual es endeble, no goza de cabal salud. “Yo estoy un poquito triste, no veo en la calle, especialmente en ciudades como Nueva York, a los adolescentes salseros, a los que veo les gusta el reguetón, la salsa monga (se refiere a la salsa “romántica” de los 80), sin buenas instrumentaciones. Hay pocas escuelas que enseñan a utilizar los instrumentos de la salsa, pero sigue pa’lante, porque se necesita a la juventud, la salsa es una cosa especial”.
HACE DIEZ AÑOS, TÚ SABE
La edición número 25 del puertorriqueño Día Nacional de la Salsa se llevó a cabo el domingo 30 de marzo de 2008 y fue dedicada precisamente a Larry Harlow y al percusionista estadunidense Manny Oquendo, que —lo que son las cosas— falleció justo un año después (25 de marzo de 2009). Harlow agradeció el tributo, por el cual esperó pacientemente un cuarto de siglo: “Para mí es un honor, porque yo esperé 25 años para esto.
Tú sabe, hay muchas orquestas en Puerto Rico, de clase mundial, y también es un reencuentro con uno de mis cantantes, Ismael Miranda, ya tengo varios años de no tocar con él. Ver a mis amigos Junior (González) —intérprete de La cartera, uno de los mayores éxitos de Harlow— y Adalberto (Santiago) —destacado sonero boricua—; es un honor poder tocar con ellos otra vez.
PECULIARIDADES
Larry Harlow, pilar de la música afroantillana, grabó en 1973 el disco Hommy, una tropicalización de la ópera rock Tommy, del grupo británico The Who. “Ópera salsa”, se le llamó, pero, comercialmente no funcionó como se había previsto. No obstante su poco éxito de ventas, el disco se tornó con el tiempo en un objeto de culto, que le dio un giro lúdico a un género surgido de los barrios populares de América Latina para convertirlo, por lo menos momentáneamente, en un género de sala de concierto. En el disco, que cuenta la historia de un niño ciego y sordo con un gran talento para la percusión, participaron cantantes de la talla de Justo Betancourt, Cheo Feliciano, Adalberto Santiago, Junior González y Pete El Conde Rodríguez. A Harlow, por cierto, también se le atribuye el hecho de haber llevado a la cantante cubana Celia Cruz ante Jerry Masucci, el mítico productor y socio de Jonnhy Pacheco en esa legendaria aventura musical que representó el sello Fania.
Fuente: Excelsior