Héctor Juan Pérez Martínez más conocido como Héctor Lavoe, nace un día como hoy en Puerto Rico, 30 de septiembre de 1946, fue un cantante de salsa puertorriqueño, cuya personalidad, estilo y cualidades de su voz lo llevaron a una exitosa carrera artística en todo el ámbito de la música latina y salsera durante los años 1970 y 1980.
La limpieza y brillo de su voz aunada a una dicción impecable y la cualidad para cantar fraseos extensos y rápidos con total naturalidad, lo hicieron uno de los cantantes favoritos del público latino.
Héctor soñaba con cantar en Nueva York y hacer fama y fortuna. Su padre estaba totalmente en contra de la idea, porque el hermano mayor de Héctor había emigrado hacia allá y murió en un accidente. Contra los deseos de su padre, Héctor llegó a Nueva York el 3 de mayo de 1963 a la edad de 16 años. Se mudó con su hermana mayor Priscilla. Su primera impresión de la ciudad, la cual consideraba como un lugar espléndido en la Tierra, fue decepcionante, al ver en la parte latina los edificios descuidados y las calles llenas de basura.
Sus primeros trabajos después de su llegada fueron como pintor, maletero, mensajero y conserje. Su amigo de la infancia, Roberto García, que vivía en Nueva York, lo invitó a asistir a un ensayo de un sexteto que se estaba formando. El vocalista cantaba «Tus ojos» y no estaba haciendo un buen trabajo, así que Héctor le sugirió que lo intentara de otra manera. Héctor cantó la melodía para que el cantante pudiera hacer los ajustes necesarios y la banda lo asimiló inmediatamente como su cantante principal.
Más tarde se conectó con Russell Cohen, director de la New Yorker Band con la cual en 1965 grabó su primer sencillo de 45 rpm: «Está de bala». Comenzó a tocar con bandas como la de Francisco Bastar Kako y sus All Stars, a través del cual conoció a su padrino artístico Johnny Pacheco, que inmediatamente reconoció su talento artístico y, poco después se lo recomienda a Willie Colón para la grabación de su primer disco El malo (1967).
Etapa como cantante de la orquesta de Willie Colón (1967-1974)
Entre 1967 y 1973, Lavoe se convirtió en el cantante de la Orquesta de Willie Colón, con quien grabó un total de nueve discos.
Willie Colón era un músico joven que estaba tocando jazz latino y boogaloo. En 1967 tenía listo su primer álbum para Fania Records y a Johnny Pacheco no le gustó el cantante de esa orquesta y propuso a Héctor Lavoe para que lo sustituyera. Para aquel entonces Colón era considerado un joven músico de propuestas interesantes pero con mal sonido. Pacheco ya estaba al tanto de la voz de Héctor, su enunciación impecable y sus habilidades estilísticas.
En un principio Lavoe no estaba interesado en grabar con Colón, ya que consideraba que esa agrupación tenía muchas fallas y alimentaba la esperanza de ser llamado por alguna de las orquestas más importantes del momento. Considerando que su pasantía por esa orquesta sería corta, se negó a participar en las portadas de los dos primeros álbumes.
En el verano de 1967 salió al mercado su primer trabajo discográfico llamado El malo y en 1968 se edita The Hustler el segundo álbum de Lavoe. Para aquel entonces, Lavoe es el vínculo de la orquesta de Colón con lo caribeño y poseía una voz melodiosa de tenor pero áspera y con timbre nasal. Lavoe no cantaba en inglés por lo que Willie Colón decidió aprovechar el potencial que brindaba el cantante para decantarse definitivamente hacia la música latina afroantillana.
Al año siguiente (1968) se edita Guisando, el primer disco donde Lavoe comparte créditos con Colón y aparece en la portada. Guisando es el primer disco de salsa de la pareja donde los ritmos se acercan a la guaracha, el son, la guajira y el guaguancó con fusiones atrevidas e ingeniosas proponiendo un estilo agresivo e irreverente de hacer música. Destacan los temas «Guisando», «No me den candela» y «Te están buscando», con letras que abordan con humor historias de carteristas o ladrones que son perseguidos por la policía y temas universales como la envidia, la maldad, el chisme y la santería donde se siente los anhelos de felicidad de la diáspora boricua discriminada en la ciudad deNew York.
Durante 1968 Lavoe inició una relación sentimental con Carmen Castro. Castro quedó embarazada, pero se negó a casarse con él porque lo consideraba un mujeriego. El primer hijo de Lavoe, José Alberto Pérez nació el 30 de octubre de 1968.
Cuando José fue bautizado, Héctor recibió una llamada informándole de que Nilda Puchi Román (con quien también tuvo una relación) estaba embarazada. El segundo hijo de Héctor, Héctor Jr. nació el 25 de septiembre de 1969. Después de esto, la pareja se casó, y tras una petición de su esposa, Lavoe hubo de mantenerse alejado de su primer hijo y la madre de este.
La hegemonía de Willie Colón y Héctor Lavoe se consolidó a fines de 1969 con el lanzamiento de Cosa Nuestra cuyo título hace referencia a la expresión italiana «Cosa nostra» y sus implicaciones en el mundo de la mafia.
Etapa como cantante solista
A mediados de los años setenta el sello Fania decidió dar apoyo a sus cantantes de mayor éxito dotándolos de orquestas propias. Para el lanzamiento de Héctor Lavoe se preparó una banda donde a la línea de trombones se agregaron dos trompetas. La sección rítmica era idéntica a la empleada con Willie Colón y en el piano estuvo Mark Dimond, un viejo conocido que los había acompañado en sus primeros álbumes. Los arreglos estuvieron a cargo de José Febles y el propio Colón quien continuaba en los coros junto a Rubén Blades. Con esta agrupación Lavoe inició su carrera como solista, donde lanzando el álbum titulado La Voz (1975), en cuya portada aparece una foto del cantante que es clásica.
Este disco fue un éxito total y sus ventas alcanzaron disco de oro en poco tiempo. Las canciones destacadas fueron: «Rompe, Saragüey», un clásico de los años cincuenta totalmente modernizado, donde Dimond ejecuta un elegante e ingenioso solo de piano de dos minutos y medio; «El todopoderoso», escrita por el venezolano Pedro MaríaPerucho Torcat, y el himno escrito por Johnny Pacheco «Mi gente», que fue un tema insignia en las presentaciones en vivo que Lavoe realizaba con la Fania All Stars. En este álbum Lavoe demuestra su versatilidad como cantante interpretando tres piezas que son todo un clásico del bolero de los años 70: «Tus ojos», «Emborráchame de amor» y «Un amor de la calle», mostrando una elevada sensibilidad y una facilidad innata para interpretar este género musical.
Héctor como solista
Al año siguiente Lavoe lanzó su segundo álbum como solista llamado De ti depende (1976), producido por Willie Colón y arreglos de LuisPerico Ortiz, Louie Ramírez y José Febles. En este álbum Lavoe vuelve a apostar por los boleros como parte importante del repertorio, al punto que el álbum toma el nombre de uno de ellos y además Lavoe interpreta el tema «Consejo de oro», un viejo tango modernizado, y «Tanto como ayer». Pero los temas que sobresalen por su carácter salsero son: «Vamos a reír un poco», donde muestra sus habilidades como sonero, y «Hacha y machete», una especie de autohomenaje donde la dupla Lavoe-Colón entona: «De frente vamos a demostrar/que lo nuestro/no fue un golpe de suerte. Somos hacha y machete/y esa es la verdad». Mención especial para el tema de Tite Curet Alonso, «Periódico de ayer», un clásico que se convirtió en un éxito radial en Latinoamérica y la cuenca del Caribe.
Hubo de pasar dos años para que Héctor Lavoe completara su trilogía luego de su lanzamiento como solista. Los dos álbumes anteriores habían sido éxitos instantáneos y había que apelar a algo importante si se pretendía continuar con la línea ascendente del cantante. Willie Colón contactó con Rubén Blades quien se encontraba trabajando en una composición para él, sin embargo aceptó cederla a Héctor y, «El cantante» se convirtió en el tema que marcó pauta en el tercer disco de Lavoe titulado: Comedia (1978).
En El cantante se combinan unos arreglos de cuerdas, arpa y piano que colorean decorativamente el lamento de Lavoe semejando al artista que debe aparentar alegría en tanto lo embarga un gran dolor. Lavoe representa en forma magistral ese personaje que describe la vida entre dulce y agria y donde se establece la ironía del artista como figura trágica, excelentemente ilustrada en la caratula del disco donde viste un traje y la apariencia de Charles Chaplin.
En este álbum también tuvieron gran repercusión los temas: «Bandolera», una equilibrada mezcla entre la experiencia vocal de Lavoe y un arreglo orquestal con solo de piano que personifica la vieja escuela de la salsa, y «Sóngoro cosongo», un son montuno que pinta una danza tribal en la barriada, con letra de un poema del cubano de Nicolás Guillén. Lavoe continúa introduciendo boleros que muestran la profundidad y emocionalidad de su voz, se trata de los temas: «Porque te conocí» y «Comedia».
En esta época, las presentaciones en vivo de Lavoe no obtuvieron los resultados esperados no solo por sus problemas de drogas que le impedían cumplir con responsabilidad las fechas y horas previstas, sino porque los números bailables que por lo general eran canciones que sobrepasaban los seis minutos, tenían un carácter extenuante. Todo esto causó cierto desgaste y la sobreexposición del artista. Lavoe cayó en un cuadro de profunda depresión y desapareció de sus actuaciones en vivo por un período prolongado, siendo sometido a periodos de rehabilitación.
Últimos años y muerte
A fines de los años ochenta los problemas de Héctor Lavoe comenzaron a agravarse cuando en 1987, en su apartamento en Queens, se incendio por una colilla encendida por lo cual tuvo que saltar por la ventana de su cuarto. Esta caída le causó múltiples fracturas y a su vez serios problemas de salud. Luego de esto, le llegó la terrible noticia del asesinato de su suegra. Esto hizo que no volviera a cantar la canción «Soñando despierto», en donde Lavoe se burlaba sanamente de ella.
Meses después, aún estando enyesado, se presentó en Bayamón en Puerto Rico, para el Día Nacional de la Salsa, donde gestionaron todo lo necesario para que su padre lo viera, ya que nunca había tenido la oportunidad de ver a su hijo en un concierto. Fue una presentación muy emotiva por dicho aspecto, pero lamentablemente el padre de Héctor murió una semana después del concierto.
Todos estos sucesos estaban generando un estado depresivo en el diario vivir de Lavoe, pero la tragedia que le terminaría de arruinar la existencia sería para el día 7 de mayo de 1987 al enterarse que su hijo menor Tito había muerto a causa de un disparo que le dio un amigo accidentalmente mientras limpiaba su revólver. Todo esto causó que Lavoe volviera a recaer fuertemente en el uso excesivo de las drogas, frustrando aquel intento de dejarlas para siempre.
Pero aún le faltaba por experimentar una tragedia más en su vida al enterarse a comienzos del año de 1988 que padecía de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.
Los conciertos del llamado Cantante de los Cantantes siempre rebosaron de gente y fanáticos. Sin embargo, en junio de 1988, en el concierto que significaría un nuevo impulso a su carrera (la cual estaba deteriorándose por las tragedias) tuvo problemas con el pago a los organizadores del evento; puesto que coincidía con otras festividades las cuales ofrecían presentaciones de manera gratuita, lo cual causó que muy poca gente asistiera a la presentación de Héctor.
Sin embargo, Lavoe se ofreció a cantarle a aquella escasa cantidad de gente gratuitamente, pero hubo conflictos entre los representantes, lo que derivó en la suspensión de las luces y el sonido y por ende la cancelación del concierto.
Esto empeoró el ánimo de Lavoe, quien al regresar al Hotel Regency y tras una discusión con su esposa, hizo un intento de suicidio lanzándose desde el noveno piso. Sufrió muchos daños en todo el cuerpo: la fractura de ambas piernas (la izquierda sufrió más daños), la fractura del brazo derecho y de algunas costillas, lo que obligó a quienes lo intervinieron a implantarle platinas de titanio en ambas piernas, en el brazo derecho y en las costillas; sin embargo el sonero ponceño parecía ser indestructible ante tantas tragedias,ya que al año siguiente (1989) logró hacer una serie de conciertos que estaban supuestos a ser unas simbólicas presentaciones que lo regresarían al mundo del espectáculo, pero del mismo modo era necesario que el cantante resguardara mucho reposo, ya que aún no estaba del todo recuperado de sus graves lesiones, pero lo cierto fue que el cantante en aquel periodo de tiempo volvió a ser victima de una despiadada explotación que lo obligaba a cantar mas de lo que su cuerpo podía resistir, sumado al mal pago monetario que se le entregaba y al constante suministro de drogas para lograr dominarle y evitar que este pusiera resistencia a las exageradas exigencias de los oscuros personajes que perpetraron esta ultima desgracia de la vida del sonero, los cuales fueron primeramente David Lugo, quien era conguero de la misma orquesta del cantante, quien logró dominarlo mediande el suministro de estupefacientes, y en compañía de los inhumanos contratos de Rafi Mercado, lograron quitarle a Lavoe la escasa vitalidad que estaba tratando de recuperar lentamente para continuar con su carrera, hasta que su enfermedad se lo permitiera pero todo el abuso al que estaba siendo sometido provocó el aceleramiento del deterioro a causa del SIDA en su cuerpo, ya que se presume que Héctor para esa época no solo padecía SIDA, sino también tenía diabetes, lo cual le impedía que la herida de su pierna izquierda (que fue la más dañada) sanara con prontitud, lo cual era una bomba de tiempo que en 1991 devino en un derrame cerebral que le quitó la movilidad de medio rostro y quitándole definitivamente la capacidad de cantar e incluso de hablar de manera clara.
Esto hizo que simplemente no pudiera hacer más presentaciones, es entonces cuando es abandonado en una profunda pobreza y soledad, ya que el mismo David Lugo logró que el mismo Héctor le firmara un poder que le confería las ganancias de sus regalías discográficas aprovechándose de su debilidad mental a causa del constante estado en que lo mantenía gracias a las drogas que le facilitaba (por fortuna de la familia de Héctor Lavoe, este pleito judicial se logró ganar a favor de ellos, ya que por suerte la firma que Lavoe le dió a Lugo estaba mal hecha, por tanto tomada como fraude).
Fallecimiento
Pasó sus últimos años en New York presentándose frente a la gente que tristemente lo veían deteriorarse en la tarima, hasta que falleció a causa de un paro al corazón, el 29 de junio de 1993, en el Memorial Hospital de Queens. Fue enterrado en el cementerio Saint Raymond del Bronx (Nueva York); y nueve años después sus restos fueron llevados a su ciudad natal, Ponce (Puerto Rico), tal como él mismo pidió. La gestión fue realizada por otro famoso cantante de salsa, Ismael Miranda.
Fuente. NT