Ucrania intensifica su contraofensiva usando los misiles Storm Shadow, proporcionados por Reino Unido, para atacar puntos estratégicos en Rusia.
Estos misiles, conocidos por su precisión y alcance, han golpeado objetivos clave, como bases militares, incrementando las tensiones en el conflicto.
La respuesta rusa no se hizo esperar, advirtiendo consecuencias graves y renovando sus ataques sobre Ucrania.
El uso de estas armas subraya la creciente implicación de aliados occidentales y añade un nuevo nivel de complejidad al escenario bélico, generando reacciones mixtas en la comunidad internacional.